Follaje de una arcadia en que el ventorrose aplica al ósculo y al parloteo;tiene como juglar al abejorro,de corazón al trébol y al gorjeo. Sobre
Autor: Antenor Samaniego
En ropaje de zinc, pequeño y burdo,hurtándose a los ojos del paisaje,sin gracia ni beldad, todo un absurdo,crece el cardo en inhóspito paraje. Vergonzoso de
Carnosidad blindada de espinares,esferiformes hojas yuxtapuestas,emblema de agresión y de protesta,conato de diabólicos altares. Barbarie vegetal que entre los riscosinstaura un régimen de vesanía;concilio de
Pensamiento estatuario erguido al cielo,fuente de cristalífero ramaje,soberbia que mantiénese es desveloretando la insolencia y el ultraje. Parécese a un guerrero solitariomirando la extensión de
Gestos de angustia y actitud de histerialos troncos, cuyos nudos y muñonesexpresan soledad, sed y miseriao dicen virulentas maldiciones. Conciencias relajadas, cruel supliciode instintos y
Entre los falderíos y las verasdispónense risueñas, las retamas.Vestales núbiles de incaicos eres,lucen oros de sol sobre sus ramas. Sugiere el gualdo florecer un ríocallado
Airón flumíneo al borde del barranco.gas de un divino nácar en instantede floración, glacial penacho blanco,blando nenúfar, tierno y palpitante. En despeinarte el viento se
Arisco y en exilio, todo armadode púas, busca veras de caminos.Todo agresivo, hirsuto, desgarbado,enseña su armadura de caninos. Convive con el polvo y la tristeza.Símbolo
En valles y caminos y hontanaresserranos, se alza, con blancura suma,la arbolería gris de los quisuares:rasos de nieve blanda o flor de espuma. Nos habla,
Finge en la sierra exótico arabesco.Del follaje espinado –azul de hielo-insurge el tallo dibujando un frescoen el telar albísimo del cielo. Danza neurótica de amaros