No de Vallejo el padecer terrible, ni de Hugo el grande, el ritmo soberano, ni de Darío el cántico profano,
Autor: Antenor Samaniego
Es para mí el soneto un bien supremo, un cáliz sideral, un arpa de oro, el éxtasis de miel que da en lo extremo,
Sencilla la palabra, el verso breve, redonda la expresión, el pensamiento con alas – como pájaro en el viento-
Ministro de arte poética sería si Amor fuera mi rey, y el reino fuera no el blanco Invierno, sino Primavera
¿Decís la escuela nueva? Prosa pedestre, prosa donde la ineptitud esconde su orfandad, meretriz desgreñada, Mesalina rabiosa
¿Cómo no pude persuadirme enantes de tanto resplandor frente a mi mano, tantos rubíes juntos y diamantes en este cobre: corazón cristiano?
Yo quiero someter al mal, dios rojo que me insinúa manzanares de oro. Me bastan las legumbres que recojo
Una flauta: es el cuclillo. El paisaje se reviste de violeta y amarillo. La tarde se pone triste.
Antaño creía valer como Creso, que en mi alma cabían las cosas sin fin.
Jamás yo permití me aprisionara el yugo